jueves, 10 de agosto de 2017

Te veré bajo el hielo


Un joven descubre el cadáver de una chica debajo de una gruesa capa de hielo en un parque del sur de Londres. La detective Erika Foster será la encargada de dirigir la investigación del caso, mientras lucha contra sus propios demonios personales. Cuando Erika comienza a indagar en el pasado de la víctima, todo parece apuntar que su asesinato está conectado con el homicidio de otras tres mujeres que han sido encontradas con signos de estrangulación, las manos atadas y, sospechosamente, también bajo las aguas congeladas de otros lagos en Londres. Poco a poco, Erika se aproxima a la verdad, sin sospechar que el asesino quizá también la observa y se acerca cada vez más a ella.

Esto de las lecturas de verano parece incluso un nuevo género: libros que se leen en la piscina o en la playa, compatibles con el sudor y con esa pereza de los días calurosos, que nos hagan mejores (o más interesantes) las vacaciones. Y por cierto, esta etiqueta no tiene por qué ser negativa. Yo he descubierto buenas obras o me he entretenido muchísimo con algunos libros que he leído en julio o agosto. Te veré bajo la nieve, de la editorial Roca y escrita por Robert Bryndza, podría incluirse en este grupo por varias razones: porque viene precedida de un éxito rotundo –número 1 en Amazon, un millón de ejemplares vendidos y traducido a 24 idiomas-, porque es un thriller al uso, porque es fácil, fluido y porque nos habla de nieve, de frío y de heladas, y eso se agradece con estas temperaturas. Esta novela nos lleva hasta el asesinato, en los suburbios londinenses, de la hija de un político muy importante y con ciertos negocios turbios. Así es la primera escena: ella va andando con una cogorza de no te menees, de noche, por un sitio oscuro cuando ve a alguien conocido y... eso es lo último que sabemos de ella. Una inspectora de policía en la que nadie confía demasiado y con unos métodos poco ortodoxos es la que se hace cargo de caso y la que parece que lo lía todo en vez de resolverlo. Pues ya tenemos la ecuación perfecta.
            Suele ser típico de algunas novelas que apuntan alto, como ésta, que el malo/el enemigo/el asesino sea algo más grande que la policía, que la justicia o que cualquier plebeyo. Algo así como el sistema, como la mano invisible de las altas esferas. Porque sí, porque hay intereses ocultos que tienen que ver con la política, el dinero y el éxito y que justifican cualquier muerte. Por esta línea va Te veré bajo el hielo y, ojo, no es un espoiler. Sabemos desde el principio que la víctima es la hija de un controvertido político de la cámara de los Lores y que todo en la investigación es farragoso, oscuro, misterioso, algo parecido a andar tras una tormenta de nieve, hundiéndonos hasta la rodilla en cada paso. Es terrible tener que enfrentarse a un asesino, pero es más terrible todavía que el asesino esté relacionado con esos grupos de poder que controlan el mundo. El autor, Robert Bryndza, se mete en la alta sociedad para destapar sus miserias y para intentar averiguar quién querría matar a una jovencita que, además de rica, era guapa, libre y atrevida.
            El autor sabe muy bien cuál es la estructura que funciona en estos casos: capítulos cortos, rápidos, que van al grano; mucho diálogo –lo que le da apariencia cinematográfica-, mucho conflicto y mucho peligro, personajes llevados al límites –que se llevan la mitad de la novela diciendo palabrotas–, giros de guion inesperados y una protagonista tan valiente como temeraria. El truco está en no darle al lector la oportunidad de que abandone el libro. El estilo es llano, casi transparente. No le pedimos a un thriller así nada poético, ningún alarde estilístico. Es muy convincente ese ambiente nevado, de los bajos fondos de Londres y de los bajos fondos humanos porque en esta novela hay sangre, mentiras, venganza y también sexo. El autor no se corta, lo muestra todo.
            Te veré bajo la nieve habla de los peligros del invierno, de las malas compañías y del poder del dinero. Todo parece de peligroso e inquietante en esta novela, todo parece frío como el hielo. Además, nos enseña que la vida de los ricos también está llena de secretos, de dobleces y de odios; y ahí quizás resida el éxito: la glamourosa vida de la alta sociedad llena de fango. Si quieren refrescarse, si quieren recibir un soplo de aire helado, lean esta novela, que es parecido a pasarse un hielo por el escote. Ah, y nos queda inspectora para rato porque ya han anunciado que ésta es sólo la primera entrega de una serie de casos resueltos por esta mujer. 

1 comentario:

  1. Supongo que si cayera en mis manos la leería y me gustaría, pero llevo tantas novelas de este tipo leídas últimamente que tampoco voy a correr a por ella.
    Besos.

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