miércoles, 7 de junio de 2017

44 escritores de la literatura universal


Un recorrido por la literatura universal de la mano de sus más importantes escritores: Virginia Woolf, William Faulkner, Scott Fitzgerald, Marguerite Yourcenar, Mark Twain, Fernando Pessoa, James Joyce, Marguerite Duras; Un recorrido por la literatura universal de la mano de Virginia Woolf, William Faulkner, Francis Scott Fitzgerald, Marguerite Yourcenar, Mark Twain, Fernando Pessoa, James Joyce, Marguerite Duras... Conocer la vida de los autores, sus más íntimas obsesiones y manías, nos ayuda a acercarnos a su obra y a entenderla mejor. Las 44 semblanzas de escritores que nos ofrece este libro nos acercarán con originalidad e ironía a estos nombres imprescindibles de la literatura universal y nos harán ver hasta qué punto su manera de vivir influyó en su obra.

Está la Historia de los datos, las fechas y los números –sí, la aburrida, la que se olvida fácilmente- y está la Historia de las anécdotas y las curiosidades, de los pequeños detalles, de los secretos y los misterios. Y es de esta última de la que vamos a hablar, pero aplicada a las letras y a los creadores en 44 escritores de la literatura universal, una curiosísima guía sobre los nombres propios, imprescindibles, de la creación literaria que ha publicado Siruela, en su colección Nos gusta saber, y que está escrita por Jesús Marchamalo e ilustrada por Damián Flores. El resultado es redondo, un pequeño tesoro. Y ojo, no es sólo un libro para jóvenes sino también para adultos que quieran revisitar los autores más importantes del canon literario occidental. Porque detrás de los autores están las personas, con sus manías y sus miedos, con sus rarezas y, sobre todo, con sus debilidades. Sí, vamos a cultivar el cotilleo intelectual.
            Frótense las manos y conozcan a los grandes desde otra perspectiva: que Byron tenía un complejo terrible con su cojera, que Truman Capote era supersticioso si veía a dos monjas y flores amarillas, el trauma infantil de Ernest Hemingway después de que su madre lo vistiera de niña, que Nabokov estaba siempre enfermo y Thomas Mann tenía una obsesión por los números redondos, que Poe nació sobre el escenario porque su madre, que era actriz, se puso de parto mientras actuaba, que Virginia Woolf no soportaba ni un solo ruido mientras escribía, ni siquiera que su marido sacara unas manzanas de una bolsa de papel en la cocina. Y así hasta 44 nombres. Están los más importantes: Oscar Wilde, Jack London, Charles Dickens, Julio Verne, Albert Camus… Puede faltar alguno, Cervantes, por ejemplo, pero es una representación curiosa. Y de todos tenemos la impresión de estar entrando en sus casas cuando ellos no están y de husmear en sus intimidades. Así conocemos qué es lo que les atormentó o, de alguna forma, los marcó. Y es ése uno de los aciertos de este libro-guía: la de condensar en dos páginas –es lo que dura cada semblanza- lo más llamativo de cada autor.
            Vuelvo a insistir en que no es sólo un libro para jóvenes. En absoluto. 44 escritores de la literatura universal está muy bien escrito, con cierta tendencia a lo poético y a lo sorpresivo, concienzudamente documentado y, encima, contado con carisma. Se nota que Marchamalo sabe de lo que habla. Los textos van acompañado de retratos de los autores, obra del talentoso Damián Flores, que con pocos trazos es capaz de sacar la esencia facial de cada uno de ellos. El resultado es una lectura amena y curiosa, luminosa como un relámpago.
            Acercarnos a la parte humana de los autores nos hace empatizar más y mejor con ellos, sentirlos, de alguna forma, más cercanos. Y es esto lo que consigue 44 escritores de la literatura universal, una recopilación de semblanzas de muchos de los autores más representativos del panorama occidental. Faltan algunos, sí, pero eso les dará para una segunda parte, y una tercera. Y una cuarta. Los autores han acertado y no sólo en la elección de los escritores sino también en la historia que cuentan, y en cómo la cuentan. Porque ésta es una forma divertida y curiosa de arrimarse a la literatura, y todo lo que tenga potencial para aumentar el número de lectores, lo defiendo a capa y espada. Porque este libro, señores, puede ser lo más parecido a tomarnos un café con nuestros ídolos literarios.
            Ah, y por si alguno echa de menos las biografías tradicionales, hay un epílogo lleno de fechas, números y datos. 

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