miércoles, 20 de febrero de 2013

El pequeño Rey de Bombay, Chandrahas Choudhury

SINOPSIS: El sueño de Arzee el enano se ha hecho realidad. Ha sido coronado como proyeccionista jefe del decrépito cine de Bombay en el que ha estado trabajando desde su adolescencia. Arzee cree que sus peores problemas ya han quedado atrás (su doble marginalidad como enano y como medio hindú y medio musulmán, sus deudas con el gánster Deepak, la novia que lo abandonó) y que por fin podrá casarse y establecerse. Pero, como le sucede habitualmente, se equivoca de medio a medio.
Arzee es un hombre que verá cumplido su sueño en muy poco tiempo. Será proyeccionista de un cine que conoció tiempos mejores. La vida de Arzee no ha sido nada fácil. Desde que era pequeño, Arzee siempre supo que iba a ser “especial”. Su pequeño tamaño le permite observar la vida desde otra perspectiva.

Durante unos días seguiremos a Arzee y conoceremos sus alegrías, sus penas, sus miedos y algunos aspectos de su niñez que le han marcado.  Sin embargo, la realidad se impone y le llevará por caminos que no imagina.

Si hay algo que me ha gustado de esta novela especialmente es la manera de narrar una realidad que entremezcla los deseos y los sueños de este enano tan peculiar. El autor utiliza un lenguaje simple, aunque muy bello y que llega muy bien al lector. Diría que la narración cautiva desde un principio.

Durante la historia vamos advirtiendo una evolución en el protagonista, como por ejemplo que en un principio se muestra a Arzee bastante soñador y conforme avanza la historia va tomando conciencia de cuál es su situación personal.

Por otra parte, vemos a un protagonista con muchas aristas, porque en ocasiones observamos que Arzee es tierno, soñador y hasta filósofo, y en otras ocasiones le vemos como que la vida le pesa, es gruñón y se lamenta de su mala suerte, una mala suerte que es producto de las decisiones que ha ido tomando durante su vida.

Esta historia tiene además un tono melancólico, aunque sin perder ese sentido práctico que tiene en toda la novela. Esto le hace más humano, más cercano al lector.

Arzee es ese antihéroe que en mayor o menor medida todos llevamos dentro. Soñamos con una vida mejor, e incluso nos vemos disfrutando de los frutos que obtendríamos de llegar esta posibilidad. Me ha recordado a un cuento infantil: El cuento de la lechera, aunque sin tener ese punto final de moraleja. El narrador es bastante neutro y no toma partido por nada de lo que le sucede a Arzee.

Por último, me gustaría comentar que, aunque la novela se sitúe en Bombay, reconocemos todo con lo aquello que Arzee sueña. Nos identificamos con este pequeño filósofo, que igual reflexiona con un taxista que con un mafioso. Para él no ha diferencias de clases, cualquiera de nosotros podríamos mantener esas charlas que “arreglan el mundo” y que tan bien conocemos.


Con la colaboración de Chindia Plataforma

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