miércoles, 26 de septiembre de 2012

LA BRISCA DE CINCO

Hola a todos. Hoy os traigo la reseña de una novela muy corta, pero que ha sido un placer leer. Se trata de La brisca del cinco, de Marco Malvaldi y publicada por Destino.



SINOPSIS: De un contenedor de basura en un aparcamiento periférico asoma el cadáver de una chica jovencísima. Estamos en un pueblo de la costa de Livorno, el imaginario Pineta, convertido en una localidad balnearia de moda: donde estaba el bar con petanca han puesto un discopub al aire libre, en la pineda hay un gimnasio exterior de body-buliding y ya no hay bancos, solo aparcamientos para las motos. El homicidio parece ser un asunto de droga y sexo, y las sospechas recaen sobre dos amigos de la víctima, malcriada hija de buena familia de licenciosa conducta.
Pero la casualidad quiere que, por amor al cotilleo y para matar el tiempo, el grupo de los viejecitos del BarLume comience a hablar sobre el crimen, a discutir, a reñir y, por último, a indagar. El propietario del bar, Massimo, nieto de uno de ellos, se acaba erigiendo como el verdadero y desganado investigador, al que los jubilados, como un coro griego, discuten sus intuiciones, las desmontan y las perfeccionan, pasándolas por un cómico cedazo de irreverencias, y convirtiendo la investigación, más allá de la intriga policíaca, en una expresión de testaruda supervivencia de los habitantes del pueblo frente a la devastación del consumismo turístico modelado por la televisión.

Lo primero que me llamó la atención de esta novela fue su sinopsis, pero no tanto por la historia en sí, que planteaba una típica historia de novela negra donde se investiga un asesinato, si no por la presencia de ese grupo de viejos de pueblo, cotillas y cascarrabias. Me seducen mucho los personajes de ancianos que no se han dado por vencidos sino que creen que se han ganado el derecho a decir lo que piensan sin tener en cuenta las consecuencias, sin importarles el efecto de sus rabietas, caiga quien caiga.

 En cierto modo recupera el espíritu de clásicas comedias como aquellas memorables Habitación para cuatro (Amici miei, Mario Monicelli 1975) o Un quinteto a lo loco (Amici miei,atto II, Mario Monicelli 1982), protagonizadas por el gran Ugo Tognazzi, pero relegando en esta ocasión al grupo a un papel más secundario, comparsa del accidental detective, a la sazón nieto de uno de los ancianos.

En su vertiente policíaca o negra la novela es bastante simple, pero efectiva. Hay un crimen por resolver, varios sospechosos potenciales, un policía ansioso por cerrar el caso y un detective que no se da por vencido hasta encajar todas las piezas del puzle.

Pero la novela tiene otra dimensión. Es una novela costumbrista, donde asistimos al conflicto entre un mundo que está desapareciendo, representado por el grupo de ancianos y su nieto, propietario del bar donde transcurre gran parte de la acción, una pequeña comunidad rural estancada en sus viejas costumbres y rituales pugnando por sobrevivir frente a la invasión de la modernidad del turismo estival que tiende a fagocitar todos aquellos lugares en los que se instala, convirtiéndolos a todos en sucursales del mismo horror impersonal.

Toda la novela se impregna de ese ritmo casi indolente de la comunidad local. El calor propio de determinados momentos del día llega a ser espeso y sofocante.

Mención aparte merece Massimo, protagonista a su pesar de esta trama. Consciente de su estancamiento vital en su bar y en su pueblo, tampoco parece hacer nada por avanzar o escapar del destino que parecen reflejar el grupo de ancianos. Simplemente parece estar ahí. Incluso se sorprende a sí mismo emocionándose cuando los ancianos le hacen partícipe de la brisca de cinco que da título al libro, como un niño al que los mayores le dejan formar parte algo muy exclusivo y reservado. Pero a pesar de parecer un tipo ajeno a todo cuanto no le afecta directamente, es inquieto y, sobre todo, cabezota. No se implica en la investigación por responsabilidad cívica o por hacer justicia a la víctima, sino porque hay detalles que no le cuadran, no encajan en el relato de los hechos. Y la cabezonería va a ser su principal motor.

En resumen, una novela breve, apenas 170 páginas, muy entretenida, ideal para leer en la playa o a la sombra de un árbol. Es la primera de una serie de tres aventuras detectivescas. Yo por mi parte no me resistiré a las otras dos que vengan. Solo espero que el protagonismo del grupo de vejetes aumente en las sucesivas entregas.



Con la colaboración de Destino.

1 comentario:

  1. Suena interesantísima. Me la apunto para buscarla. Espero que hayas tenido un feliz verano. Besos.

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