lunes, 20 de junio de 2016

¿Has tenido familia alguna vez?


La noche antes de la boda de su hija, la vida de June Reid queda devastada cuando una explosión se lleva la vida de su hija, el prometido de ésta, su exmarido y su novio.Toda su familia muere en un segundo, y ella es la única superviviente. Sola y sin dirección, June conduce a través del país, lejos de su pequeño pueblo de Connecticut.Poco a poco, irá tejiendo lazos hermosos y sorprendentes con gente con quien comparte el corazón roto. Elegante y desgarradora, ¿Has tenido familia alguna vez? es una novela inolvidable que revela lo mejor de la humanidad a través del perdón y la esperanza. Una celebración de la familia, aquella que tenemos al nacer y la que elegimos, y del deseo por encima de todo de seguir viviendo.

La tragedia, más bien escrito así: LA TRAGEDIA, ha nutrido la literatura desde el inicio de los tiempos. El dolor, quizás por eso del morbo o porque es un asunto que nos afecta a todos –en algún momento, con determinada intensidad-, atrae y repele (normalmente, atrae el de otros; y huimos al nuestro), gusta y disgusta, nos fascina, como una de esas películas de miedo ante la que nos tapamos la cara, pero que terminamos viendo entre los dedos. Y es este sufrimiento el que sustenta la historia de la que os hablo hoy. Un sufrimiento sin orillas, uno de esos que te deja sin fuerza en las rodillas y al borde del desmayo, uno de esos por los que rezamos para no vivir nunca en nuestra piel. ¿Has tenido familia alguna vez?, de Bill Clegg, es una asombrosa-inquietante-desoladora apuesta de Seix Barral que llega a España precedida de numerosos galardones en Estados Unidos y que se ha convertido ya en una de mis mejores lectura de los últimos años. Sí, esta historia duele y alivia a la vez, tiene la maravillosa virtud de hablar de un tema espeluznante desde la ternura, desde un lugar poco explorado: la delicadeza.
            ¿Has tenido alguna vez familia?, el título, no sólo hace referencia a la desgracia de la que habla la sinopsis: June, una mujer de cincuenta años, pierde a toda su familia en un incendio –a su novio, más joven que ella, a su ex marido, a su única hija y al novio de ella- el día antes de una gran celebración; sino que hace un guiño también a esos secretos, mentiras y traiciones que van minando las relaciones familiares, a esos silencios que van separando a los padres y a los hijos, y a los maridos y a las mujeres; a esos pequeños odios que vamos cultivando casi sin darnos cuenta y que terminan por salir, de una forma u otra. La muerte no es la única tragedia de esta historia: hay más, y más letales. Y aquí radica uno de los aciertos de su autor, Bill Clegg: el de no sobreexplotar el dolor, el de no atrincherarse en él continuamente, el de no volverse machacón recordándonos lo 'pobrecitos' que son los personajes. El sufrimiento, aquí, es una constante, sí, pero viene de diferentes sitios, como un mar que se llena de varios ríos. Y consigue que esa sensación de angustia planee por las páginas, que nunca se nos olvide, como un telón de fondo.
            Son muchas las virtudes de esta historia. Empezamos, porque no puedo callármelo más, con la estructura. Es una novela coral, polifónica, en la que diferentes voces nos van contando retazos del presente y del pasado, van dándole forma a la tragedia. La fórmula funciona de maravilla y le da amplitud a la trama. Va cambiado de narradores, va modificando los puntos de vista: historia caleidoscópica. El estilo del autor, que no sé por qué me recuerda al de Michael Cunningham, tiene personalidad, tiene fuerza: con cierta complejidad poética. Y además, maneja bien la dosificación del misterio y consigue hacer de la lectura un ejercicio adictivo. Eso sí, aviso: no esperen una historia ligera, de ésas que uno puede seguir mientras ve la televisión o todos gritan a tu alrededor. Es una novela que exige nuestro esfuerzo, nuestra concentración –me resulta un poco absurdo avisar de esto, pero me veo en la obligación de hacerlo-. No hay diálogos, no hay respiro.
            ¿Has tenido familia alguna vez? sigue quemándome por dentro, sigue recordándome las ausencias, sigue teniéndome desconcertado. Es una gran novela, una gran historia; y encima, está bien contada. A veces uno tiene que acercarse a la parte más amarga de la vida a través de la literatura. Enfréntense al dolor, imagínense el mayor sufrimiento posible, y sobre todo, piensen que sobreviven, porque sobre esto va la novela: sobre la capacidad que tenemos todos de vivir, de buscar esperanza donde sea, de intentar olvidarnos de la tragedia durante algún segundo. La literatura, como ésta, salva. ¿Os he dicho que es una de mis mejores lecturas de los últimos tiempos? Pues sí. 

2 comentarios:

  1. Lo voy a dejar pasar que no me termina de convencer.

    Saludos

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  2. Ni idea de este libro. Y pinta muy pero que muy bien. Me lo apunto.
    Besotes!!!

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