viernes, 28 de agosto de 2015

La novela de Rebeca


Simón Lugar es un autor de éxito que, encerrado en su apartamento de la costa vasca, lucha por dar forma a su primera novela negra. Melancólico y misántropo, se siente presionado por su agente literaria y sus cientos de miles de lectores. Buscando la inspiración en un largo paseo por la playa, conoce a M., una joven enigmática que influirá en él de un modo inesperado al tiempo que una serie de sangrientos asesinatos van conformando la trama del libro dentro de su cabeza.
 Sólo en la literatura aceptamos tan alegremente las trampas, las ilusiones ópticas, las sorpresas de última hora. Nos da igual quedarnos con cara de tonto, con la boca medio abierta y con la pregunta de: ¿por qué no lo vi venir? ¿Cómo no lo supe antes? ¡Mecachis en la mar! Mikel Alvira es un trilero (de esos que se ponen en la calle con los cubos bocabajo: ¿dónde está la bolita?) de la literatura y lo hace con una maña indiscutible. En La novela de Rebeca, de Ediciones B, nos da el cambiazo sin que nos demos cuenta, nos va enredando como un encantador de serpientes, nos va guiando por una senda para después dejarnos en un precipicio, frente al abismo, temblando de vértigo. Algo así es lo que ocurre en esta historia, mitad negra, mitad rosa, sobre Simón Lugar, un escritor que está inmerso en una búsqueda de inspiración (y aceptación, y comprensión, y amor), y cuya vida sufrirá una ligera turbación al encontrarse con una misteriosa mujer durante sus paseos matutinos por la playa.
            Mikel Alvira juega a desconcertarnos, y lo consigue, porque la historia se despliega en varios niveles, algo así como una caja dentro de una caja dentro de una caja dentro de una caja… Os lo confieso: durante las primeras páginas, leía de puntillas, mirando a todos lados, sin fiarme del narrador y dispuesto a encontrar dónde estaba el truco, pero me fui relajando al comprobar que la historia está muy bien cimentada. Avanza poco a poco, ganando en solidez, y haciendo creer al lector -¡ingenuo!- que lo tiene todo controlado, que esta lectura va a ser coser y cantar. Nada más lejos de la realidad. La trama no sólo va haciéndose más compleja sino que va destapando los porqués de unas relaciones perversas, de varias situaciones torcidas. Lo que parecía un simple retiro de un escritor frente al mar acaba convertido en la punta del iceberg, en algo que esconde mucho más de lo que nos imaginamos.
            La novela de Rebeca es un thriller pausado: una lectura que no necesita ser vertiginosa ni taquicárdica para enganchar. Los personajes van definiéndose sin prisas, van actuando en escenas aparentemente normales. Y aparecen las sorpresas, los ojos como platos, el echarse las manos a la boca. Es quizá ése el punto más admirable del autor: su capacidad para descolocar al lector, para dejarlo impotente, a merced de un narrador que no tiene ningún reparo en jugar con él. La acción no es lineal. El autor opta por ir mezclando el pasado y el presente, para zarandear más al lector. El estilo, recortado, preciso, se acopla muy bien a la historia. No hay grandes alardes preciosistas, y se agradece, porque a la historia no lo necesita. De hecho, a veces, en ese estilo tan sobrio sale un adjetivo rimbombante que parece que no tendría que estar ahí, que se ha colado sin saber cómo.
            La novela de Rebeca está hecha de pedacitos de otros géneros. Tiene una base negra, con crímenes espantosos y la búsqueda del asesino, tiene tintes románticos (y reposados), con conversaciones frente al mar y la búsqueda del la felicidad, y tiene aspectos relacionados con el mundo editorial, con la estimulante tarea de crear otros mundos. Sí, esta historia es un ejercicio puro y duro de metaliteratura: una novela dentro de otra novela. Aquí, lo de los asesinatos es lo de menos, una mera excusa. Mikel Alvira sorprende, y uno no puede hacer otra cosa que aplaudirle, porque ha jugado a esa técnica tan usada en los microrrelatos: la del impacto final. La de una bofetada en plena cara al leer el último párrafo.

PS: He pensado mucho lo de explicar eso de que el final es inesperado y sorprendente: no quiero poner al lector alerta, no quiero que cualquier mente retorcida vaya por delante y estropee ese golpe de efecto. 

martes, 25 de agosto de 2015

Los vivientes


Shy comienza un trabajo de verano para ganar algo de dinero en un crucero de lujo. Todo parece perfecto pero entonces, el mayor terremoto de la historia sacude el mar y la vida de Shy cambia para siempre. Sin embargo, esto es sólo el principio. Veinticuatro horas más tarde, Shy queda perdido en alta mar, envuelto en una asfixiante lucha por la supervivencia, y a merced de la oscura amenaza que se halla oculta tras ese terrible desastre.
 ¡Estamos de vuelta! Se acabaron las vacaciones (o casi), y volvemos a la carga: más libros, más reseñas, más sorpresas. El nuevo curso literario-juvenil 2015-2016 arranca fuerte con esta novela que tiene todos los ingredientes para arrastrar a una legión de seguidores: catástrofes naturales -¡YES!-, intrigas, aventuras, y malos sin escrúpulos. Y además, está narrada con un ritmo endiablado que no da opción a aburrirse. Los vivientes, de Matt de la Peña y publicado por Océano Gran Travesía, recurre a eso tan fascinante de un futuro incierto para ambientar una historia que arranca en un crucero de lujo y que termina en medio del mar –literal- después de un terremoto que ha arrasado casi toda Norteamérica. Sí, grosso modo, el argumento os puede recordar a la serie española El barco, la de Mario Casas, porque tiene muchas similitudes y un punto de partida demasiado cercano, pero la historia de Matt de la Peña se sostiene por sí sola gracias a una telaraña de misterios bien dosificada y a una estructura cinematográfica basada en escenas cortas y en diálogos ágiles.
            Shy, mitad mexicano, mitad estadounidense –fijaos en esta apuesta por la diversidad racial- trabaja en un crucero de lujo para sacarse un dinerillo. En una de estas travesías presencia un suicidio: el de un hombre que le confía unas extrañas palabras antes de saltar por la borda. Y esto lo desencadena todo, un importante arco argumental que tiene que ver con conspiraciones, la muerte , la traición y más. A partir de aquí, no hay tregua: no sólo asistimos al mayor terremoto que se recuerda –y que ha sembrado el caos en Estados Unidos- sino que acompañamos a una personajes que, de la noche a la mañana, deben familiarizarse con la lucha desesperada por sobrevivir. Los personajes, aunque no son redondos, parecen a ratos estereotipados y llevan con solvencia la historia. Y el estilo… Ay, el estilo… 
            Y es aquí donde arrugo el ceño, tuerzo la boca y niego con la cabeza porque me parece una traducción muy irregular -¿tomada quizá directamente de algún país latinoamericano?-, con expresiones extrañísimas y errores curiosos: ¿queréis conocer algunos? La lista es generosa: “Metió la mano a la caja”. “Aunque que se fuera a el sauna”, “Él se giraba las tarjetas”, “Dedos manicurados”, “La resaca era demasiada”… Y faltas de ortografía como algunos si condicionales son tilde o "de arriba a abajo" –es de arriba abajo-. Por cierto, ¿qué joven cuando se cabrea dice “Maldición”?: Maldición, no sobreviviremos. En fin, que tampoco quiero hacer mucha sangre de esto, pero este estilo tan descuidado me ha ido sacando constantemente de la historia y de los misterios. Una auténtica pena. Ah, y para los bienhablados, les alerto: hay innumerables ‘mierdas’ y ‘carajos’. Quizá es normal: los personajes tienen que soltar la rabia de alguna forma ante tanto desastre.
            En definitiva, Los vivientes, una de las apuestas de Océano para este otoño, tiene pulso. Es una novela viva, emocionante. La historia de ese crucero, ese terremoto y ese mundo nuevo interesa tanto que uno sólo quiere terminar la novela y saciar su curiosidad. ¿Os gustan, como a mí, las historias de catástrofes naturales? Pónganse los chalecos salvavidas y quédense a merced de los acontecimientos. Y sufran, sufran mucho. A la segunda entrega de esta saga, Los perseguidos, le pido más catástrofes, más supervivencia y más evolución en los personajes. Ea, por pedir que no quede.
Los vivientes sale a la venta el 23 de septiembre.

PS: El protagonista, Shy, está obsesionado con el sexo o las mujeres, o con las dos cosas. Dice, al principio, que su pasatiempo favorito es mirar chicas guapas, y hace referencia continuamente a que fulanita está buena o no. ¿Cosas de un chaval de 18 años, no?


jueves, 6 de agosto de 2015

La familia Trapisonda, Francisco Ibáñez

Hola a todos. Por mi parte me tomo unos días de vacaciones. Os dejo la reseña de uno de los cómics que leía en mi niñez y que Ediciones B ha reeditado.

Nos volvemos a leer en septiembre

 
SINOPSIS: Súper Humor antológico de la serie que creó Francisco Ibáñez en 1958.
Los protagonistas son Pancracio, su mujer, sus dos hijos y el perro de la familia, Atila, que da el contrapunto al protagonista con comentarios ácidos sobre su amo y siempre en su contra.
A partir de la primera página publicada en la revista Pulgarcito, se reproducen páginas de la primera época aparecidas en diferentes cabeceras de la Editorial Bruguera, para seguir con una antología de los mejores momentos de la serie.
Como en anteriores álbumes dedicados a otros personajes de Ibáñez, el autor realiza, especialmente para esta edición, una nueva portada.

Francisco Ibáñez es, sin ninguna duda, el autor de tebeos más importante, conocido y prolífico de la historia del cómic en nuestro país. Él mismo se ha definido a sí mismo como un obrero del tablero de dibujo, alguien que no ha hecho otra cosa en su vida más que dibujar. Pero seguro que para gran parte del gran público, muchas de sus creaciones permanecen desconocidas. No es el caso de Mortadelo y Filemón, auténticos iconos de la cultura popular. También son muy conocidos, aunque menos populares, El Botones Sacarino, Pepe Gotera y Otilio o Rompetechos. Pero me atrevería a decir que la obra que hoy nos ocupa solo la recordarán los lectores de una cierta edad que fueran, como yo, voraces lectores de tebeos en su niñez.

El volumen publicado ahora por Ediciones B viene a cubrir ese vacío, con una recopilación de historietas de estos personajes, ordenadas cronológicamente, lo que, entre otras cosas, permite apreciar la evolución como dibujante y humorista de Ibáñez.

La Familia Trapisonda nace en 1958 a la estela de la familia más popular de la editorial Bruguera, la Familia Cebolleta, creada varios años antes por Manuel Vázquez. Se centra en las desventuras de una familia de clase media-baja urbana y su mascota. El gran protagonista es Pancracio, un hombre de mediana edad, bombero en sus inicios, transformado en oficinista más adelante. Es el típico representante de la mentalidad pequeñoburguesa de la sociedad de la época. Su mal carácter, su egoísmo y su estrechez de miras serán los principales catalizadores de las situaciones cómicas, los enredos y malentendidos que terminarán, casi siempre, con el pobre Pancracio perseguido, golpeado o humillado de alguna manera.

El resto de la familia lo componen Leonor, su mujer en las primeras historietas, transformada por obra de la censura en su hermana más adelante, y los niños, hijo y sobrino al principio, sobrinos los dos más adelante, uno de ellos caracterizado como empollón o sabihondo, pelón, con gafas y birrete.

El último miembro de esta familia es la mascota, el perro Atila. Sin duda este personaje es el gran acierto cómico y el que aporta ese toque diferente respecto a otras historietas. Su odio visceral por Pancracio y las puyitas que le lanza, cargadas con grandes dosis de malsana ironía (siempre de pensamiento, no es un animal parlante) permiten al autor colar su visión y lanzar la crítica hacia la mentalidad social que representa el protagonista.

La serie es muy representativa del tipo de humor de la época y permite apreciar cómo fue evolucionando el estilo cómico de Francisco Ibáñez, así como la calidad de su dibujo. Ya encontramos elementos que luego llevaría al extremo en Mortadelo, como la transformación física de los personajes, aquí con intenciones más simbólicas o metafóricas.

La censura, por lo visto, no veía con buenos ojos que las historietas dirigidas a los más pequeños pudieran minar la autoridad de la institución familiar, ridiculizándola con fines cómicos, lo que obligó a cambiar el parentesco de los personajes sin que nunca se explicara. Simplemente, al principio eran marido y mujer con sus hijos, luego dos hermanos que vivían con los sobrinos. Una curiosidad más de cómo funcionaba aquella triste y gris sociedad.

Quizá sea justo reconocer que no es la más brillante creación de su autor. Su humor no ha envejecido especialmente bien y tiene un tono algo rancio en algunas ocasiones, pero es de agradecer que Ediciones B la haya rescatado del olvido y la acerque al público de hoy. 

Pd: Esta reseña la ha hecho Juanjo Grau, gran amante de los cómics.

martes, 4 de agosto de 2015

Número cero


Un tal Colonna, un tipo de unos cincuenta años, recibe en abril de 1992 una extraña propuesta del señor Simei: convertirse en subdirector de un periódico que se va a titular ‘Mañana’ y que de alguna manera va a adelantarse a los acontecimientos a base de suposiciones y mucha imaginación, sin reparar casi en el límite que separa la verdad de la mentira, y chantajeando de paso a las altas esferas del poder. El periódico tendrá un talante popular y un estilo muy cercano al público lector: frases simples, resultonas, que atrapen la atención de quien quiere enterarse de las cosas pero no está dispuesto a pensar. Todo parece ir sobre ruedas hasta que aparece un cadáver tendido en una callejuela de Milán, y un amor discreto cambian el destino de nuestro héroe.
 Umberto Eco, el reputado intelectual italiano, experto en semiótica y comunicación, el que quiso demostrar que era capaz de escribir un best-seller –suyo es El nombre de la rosa- siguiendo la receta clásica, el que de vez en cuando desconcierta a sus lectores con historias tan peculiares –y al alcance de muy pocos- como El cementerio de Praga vuelve a hacerlo. ¿A hacer qué? A quedarse con nosotros. A hablar con una lucidez incontestable sobre el antiperiodismo, sobre el papel de los medios de comunicación en la sociedad actual, sobre la frontera entre la verdad y lo que no lo es. A darnos una novela que parece un ensayo y que nos mantiene a ratos en vilo, sin imaginarnos qué nos espera en el siguiente capítulo, algo así como caminar por un terreno desconocido con una venda en los ojos. Umberto Eco, en definitiva, vuelve a hacer lo que le da la gana. Aquí, en Número Cero, publicada por Lumen, arranca con una máxima interesantísima: la puesta en marcha de un periódico que no contará lo que ha pasado sino lo que pasará, basándose en la lógica, en la invención y en la locura. Y esto le sirve de excusa para hablarnos de lo que deberíamos saber: «Vivimos en la mentira y si sabes que te mienten, entonces debes vivir instalado en la sospecha» (p. 43).
            La crítica de que los medios de comunicación nos dominan, crean nuestra realidad, y nos dicen qué y cómo pensar no es nueva. De hecho, es uno de los argumentos indispensables para dárselas de inteligente y libre en cualquier cena con amigos. Sí es nuevo la forma que tiene el señor Eco –no me atrevo a llamarlo de otra forma- de mostrarnos la perversa actividad que se esconde bajo eso que llamamos periodismo y que, por ejemplo, nos acerca a los debates sobre las noticias (que no se buscan, se crean), sobre esos momentos en los que no compensa publicar ciertas informaciones, sobre cuando hablan de temas que no interesan y que no comprende la ciudadanía -¿quién sabe lo que es el Ibex, la prima de riesgo y todas esas cosas?- y, sobre todo, sobre ese ente invisible pero presente que parece gobernar todas las redacciones y al que no se le puede enfadar porque es el que pone el dinero. Y el dinero manda. Y la lista de preguntas es interminable: ¿en un medio de comunicación se debe usar bien las palabras o usarlas como las conoce la ciudadanía? Aquí pone el ejemplo del Ojo del huracán: es una zona tranquila, aunque se use para decir que uno está en un embrollo complicadísimo. ¿En vez de coño podemos decir parte externa del aparato genital de la hembra?
            Umberto Eco firma una guía divertida y terrorífica sobre el antiperiodismo, sobre la política y sobre esa masa en la que se han convertido los receptores –a los que hay que tratar como si tuvieran 12 años-. Esta novela, que se acerca peligrosamente al ensayo, tiene un nicho muy concreto de lectores: los que están interesados en los medios de comunicación, los incondicionales del italiano y los amantes de las teorías de la conspiración internacional. La narración, y os lo aviso, no es fácil, porque a ratos se vuelve farragosa, pero todo forma parte de ese juego que Eco propone.
            Número Cero nos demuestra que el periodismo no sirve sólo para informar. Y Umberto Eco recurre a la ficción para denunciar, para ponernos frente a una realidad que parece que hemos aceptado. Esta novela, a pesar de sus estériles divagaciones, es como un zarandeo, un recordatorio útil sobre la sociedad que hemos construido. Y como dice el cura de mi pueblo: el que tenga oídos, que oiga. Y como dice el autor: Pues eso, nos engañan, lo sabemos, pero ponemos vivir con ello. "Nada puede turbarnos ya. La vida es llevadera, basta con conformarse".

lunes, 3 de agosto de 2015

Lo que esconden las olas, Emma Lira


SINOPSIS: Año 1906. Un trasatlántico italiano navega rumbo a Buenos Aires. Se trata de El Sirio, un elegante y modernísimo barco, en cuyo interior, clérigos, diplomáticos, emigrantes y una bella cupletista española viajan en dirección a ese Nuevo Mundo donde los sueños se pueden hacer realidad. Sin embargo, a solo tres millas de la costa española, el buque naufragará. De manera inexplicable, el capitán se dará a la fuga dejando a bordo un oscuro negocio de inmigración ilegal y una intrincada trama internacional, además de una misteriosa caja fuerte vacía y cientos de pasajeros condenados a la muerte.
Año 2006. En el centenario del naufragio, el joven Sandro llega al pueblo del que jamás se habla en su familia. Viene en busca de las causas de un accidente que quizá nunca fue tal. Paula le introducirá en el rodaje de un documental conmemorativo de la tragedia, sin imaginar que la historia que van a remover tiene mucho que ver con la suya propia. Una desafortunada promesa de honor y una anciana sin memoria, que un siglo atrás viajaba al Nuevo Mundo, arrojarán insospechadas claves sobre ese barco que duerme su sueño eterno a sesenta metros de profundidad.
Una apasionante novela que recrea la olvidada historia de El Sirio, conocido como «el Titanic del Mediterráneo», el mayor naufragio civil ocurrido nunca en costas españolas.
La historia que cuenta esta novela me ha resultado curiosa por varios aspectos. En primer lugar porque parte de unos hechos que son verídicos, en segundo porque estos sucesos ocurrieron muy cerca de mi pueblo y nunca había oído hablar de ellos. Me choca especialmente porque mi padre es militar de marina, porque ha sido cartógrafo y contramaestre, dos funciones muy ligadas al mar. También me llama la atención porque Águilas es un pueblo de costa y porque la tragedia del Sirio no fue cualquier cosa. Hay quienes lo han comparado con la tragedia del Titanic, aunque claro, en este caso estamos hablando de un pasaje que se componía en su gran mayoría de inmigrantes que iban a hacer las Américas, la gran mayoría iban rumbo a Buenos Aires.

Lo que esconden las olas es una novela apasionante, muy bien narrada que parte de unos hechos verídicos. Para ello, la autora arma esta historia desde tres líneas de tiempo. Por una parte la sitúa horas antes de que el barco partiera, por la otra la centra cien años después de que ocurriera la catástrofe. Por último, la autora sitúa la narración meses después de que ocurriera la catástrofe. En los tres casos, me ha gustado cómo ha sabido unir estas historias de manera magistral, cómo ha ido uniendo las piezas del pasado para ir completando el puzzle que necesitaban los personajes del año 2006 y cómo muchos secretos del pasado al final han ido saliendo a la luz.

La autora se plantea que la tragedia del Sirio podría haber sido menos de lo que fue si el capitán del barco no lo hubiese abandonado a las primeras de cambio. Que la máxima autoridad lo abandonara cuando se hundía provocó el pánico entre el pasaje.  ¿Qué le llevó a no dirigir la maniobra de rescate del pasaje? ¿Por qué encalló si la tripulación del barco había hecho este mismo viaje durante años y conocía el trayecto? A partir de estas preguntas, la autora construye esta novela.

La narración comienza en 1907, cuando una familia emigra a Venezuela. Enseguida sabremos quiénes son y por qué tienen que emigrar. Este hecho tiene relación con el inicio de la novela y nos lleva al año 1906, en concreto al mes de agosto, y por qué el capitán Piccone abandona el barco. Por último, la autora da un salto en el tiempo y sitúa la acción cien años después. Las historias de Paula y Sandro tienen mucho que ver.

No sabría decir si me ha gustado más la parte del pasado o la de del año 2006. De cualquier forma, me ha maravillado las tres líneas temporales, en parte gracias a que la ambientación está cuidada y la narración es muy ágil.

El hecho de que la acción arranque en el año 1906, le da una excusa perfecta a la autora para hacer un breve repaso de cómo era la situación política en aquellos momentos, que años más tarde desencadenarían la primera guerra mundial. Revueltas en Cataluña y en el resto de España, movimientos anarquistas, atentados contra reyes propiciaron la inestabilidad política en toda Europa.

Me gustaría añadir que al final de la novela hay un apéndice donde la autora deja constancia de qué hechos de los que cuenta son ciertos.

Resumiendo, Lo que esconden las olas es una novela con una gran calidad narrativa, ideal para cualquier momento del año y que da un breve repaso a la historia de principios del siglo XX. 

domingo, 2 de agosto de 2015

Conociendo a nuevos autores


SINOPSIS: Una peculiar y plácida energía recorre La Profecía de Gaia, primera entrega de la serie de Las fabulosas aventuras de Kiso Maravillas, novela de literatura fantástica dirigida a jóvenes a partir de los once años. Su autora, crea un universo poblado por seres legendarios que evocan una nueva mitología fruto de una desbordante imaginación e inventiva.
Kiso Maravillas acompañará al joven lector en un viaje asombroso por tiempos y mundos desconocidos donde encontrará personajes de fabulosas especies que le conducirán por el camino de la luz y la oscuridad. Una odisea inolvidable en el que lector y protagonista irán creciendo y madurando juntos a través de las más variadas aventuras

BIOGRAFÍA:

Me llamo Isabel de Navasqüés y de Urquijo, nací en Madrid, el 29 de enero de 1978 y sí, soy acuario, mono eléctrico azul y serpiente de fuego, una mezcla que espero me sirva, por lo menos para contar historias interesantes. Me licencié en Periodismo y también, en Comunicación Audiovisual. Llevo escribiendo desde que una profesora me encargara contenido para el periódico del colegio a los doce años. He trabajado en el campo de la comunicación y de las artes durante más de diez años y en los últimos dos, me he concentrado en seguir mi vocación, sobre todo para no tener que vivir con el “…y si hubiera…” el resto de mi vida.

PREGUNTAS:

―¿Qué podemos encontrarnos en tu novela y a qué público va dirigida?
La Profecía de Gaia es el antecedente de las Fabulosas aventuras de Kiso Maravillas. En este episodio nos encontramos con la Historia (con mayúscula): La cronología de un planeta, Aqua, originario de la protagonista de la serie, Kiso Maravillas y la Historia de una estirpe. Todos estos datos son fundamentales para poder comprender la peculiar naturaleza de Kiso y de la situación en la que se encuentra.
Es una novela que, en principio, se podría catalogar de “adolescente” por moverse dentro del género de la literatura fantástica, pero que en realidad lectores de todas las edades, a partir de unos once años, podrían disfrutar de ella.

―¿Cómo se te ocurrió la idea de la trama?
Primero me surgió el personaje: Kiso Maravillas y, a partir de ella, fui tirando del hilo y me surgió un revuelo enorme de personajes, lugares, situaciones, circunstancias… Para mí, la clave es preguntar ¿Por qué? y ¿Cómo?: Por qué está esta niña ahí, cómo ha llegado a ese lugar, por qué tiene los ojos de ese color, cómo se encuentra etc.

―¿Uno o dos adjetivos que definan a tus protagonistas?
Procuro que mis protagonistas tengan cualidades fuertes y variadas, como los seres humanos de la realidad. Nadie es del todo bueno/malo, listo/tonto… Pero soy una persona idealista y es fácil verlo reflejado en ellos.

―¿Qué crees que le falta a la literatura actual?
Desde el punto de vista de concepto, pienso que no tiene por qué "faltarle” algo. Al contrario, es más completa, la literatura actual es una consecuencia natural de la literatura que hemos heredado y, desde el Poema de Gilgamesh hasta el día de hoy, se ha escrito mucho. Poseemos infinidad de antecedentes pero eso no es negativo, al revés; no hay idea original pero sí hay mil maneras originales de contarla. Quien posea la llamada de la escritura, la necesidad de contar historias, sólo tiene que sentarse a escribir. Hoy en día es más fácil que hace cincuenta años y eso es mucha competencia, nada más. El filtro ya lo pondrá el público (el de hoy o el de mañana).

―¿Cómo te ves dentro de unos años?
Me veo escribiendo, igual que hace unos años, pero con mayor experiencia, visión, capacidad para manejar el tiempo…


Si queréis aparecer en esta sección seguid estos pasos:
Necesito una imagen de la portada, y en formato word una sinopsis de la novela y una biografía del autor. También podéis contestar a unas simples preguntas para que sepamos algo más de vosotros:

―¿Qué podemos encontrarnos en tu novela y a qué público va dirigida?
―¿Cómo se te ocurrió la idea de la trama?
―¿Uno o dos adjetivos que definan a tus protagonistas?
―¿Qué crees que le falta a la literatura actual?
―¿Cómo te ves dentro de unos años?

Cuando tengáis todo el material, me lo podéis enviar a laventanadeloslibros1@gmail.com (Os recomiendo que reviséis las faltas porque sólo copio y pego lo que me enviáis).
Por favor, no me enviéis enlaces con vuestro material porque esto dificulta mi trabajo ni tampoco me sirven novelas que están a medio terminar en un blog. Una cuestión importante, tienes que ser seguidor del blog.

Nos mienten, Eduardo Vaquerizo


SINOPSIS: España, mediados del siglo XXI. La resaca de la crisis ha dejado un mundo en el que las corporaciones dominan una sociedad tecnológica erigida sobre las ruinas de los Estados. El crecimiento salvaje de la desigualdad ha convertido el centro de las ciudades en grandes fortalezas donde viven los privilegiados, rodeadas por inmensos barrios periféricos llenos de un ejército de desheredados cada vez más descontentos. Nora Robles trabaja en Madrid como guardaespaldas para uno de los hombres más poderosos del país. Su vida es sencilla. Ella y su marido quieren tener un hijo, comprarse un piso, sobrevivir. Hasta que Nora se ve obligada a emprender una frenética huida para resolver un crimen del que ha sido acusada injustamente. En una sociedad donde el capitalismo por fin se ha quitado la careta y la injusticia alcanza extremos insoportables, donde la tecnología está al servicio de unos pocos y el sistema ha hipotecado hasta el aire que se respira, la aventura de Nora es la aventura de los que buscan un cambio, de los que no aceptan rendirse. Y ella no es la única dispuesta a resistir.
Nos mienten es algo más que una novela. Es un grito de auxilio desde el mañana.
Cuando me embarco en una novela con tintes distópicos siempre me hago la misma pregunta: ¿Por qué el hombre es el único animal que tropieza tropecientas mil veces con la misma piedra? Viendo cómo está el panorama político en la actualidad, no tengo demasiadas esperanzas de que esta crisis de valores y económica vaya a ir a mejor. Olvidamos con demasiada facilidad y no tenemos espíritu crítico. Pero ya lo decía Lampedusa en El gatopardo: Todo tiene que cambiar para que todo siga igual. Está visto que nos gusta tropezar siempre con la misma piedra.

Madrid es una ciudad que está gobernada por grandes corporaciones y por el poder económico. A pesar de todos los esfuerzos por unir Europa, seguimos mirándonos el ombligo y sigue estando tan desunida como años atrás. La democracia es un asunto del pasado, una palabra que ha sido borrada de los diccionarios. Casi nadie sabe lo que significa, lo que me lleva a preguntarme si los que nos gobiernan en la actualidad lo saben.

“Los pueblos que olvidan su futuro están condenados a sufrirlo”. Con esta frase el autor resume este thriller futurista-distópico. Y es que como alguien dijo: Los pueblos sin memoria vuelven a su pasado. El autor nos muestra un futuro que está más cerca de lo que imaginamos. Me atrevería a decir que ya lo hemos alcanzado en algunos aspectos.

En Nos mienten el autor nos muestra adonde podrían conducir ese gobierno oligárquico de las grandes corporaciones y cómo estamos en las manos de unos señores que sólo miran por su beneficio propio. El autor nos ofrece las consecuencias de este caldo de cultivo que estamos viviendo en estos momentos.

Uno de los puntos fuertes de esta historia cargada de acción es tener una protagonista con mucho carácter. Nora es una mujer inteligente y fuerte que ha luchado para estar donde está. Es una polizo (guardaespaldas) del hijo de una de las familias más influyentes de Madrid. Pronto se dará cuenta de que su vida no vale nada y que la realidad no tiene nada que ver con la verdad.

La novela es un thriller político muy ágil, con mucha acción, aunque también es cierto que el autor también se detiene en hacer una crítica social y política. Las diferencias de clases son mucho más evidentes de lo que lo son en la actualidad. La clase media no existe. A pesar de que Nora no vive en el extrarradio, su vida sigue siendo tan miserable como la gente a la que se le considera “pobre”. Sí que es cierto que no me habría importado que el autor metiera más el dedo en la llaga y que profundizara en algunos momentos.

Resumiendo, Nos mienten es una buena novela que nos hace reflexionar sobre qué está ocurriendo en Europa en estos momentos. Sólo deseo que este futuro tan desesperanzador no nos alcance nunca.